viernes, 30 de enero de 2009

Por más Fe que uno tenga, hay cosas que se nos escapan.

Dicen que la Fe mueve montañas, pero a veces por más Fe que uno tenga, hay cosas que uno no puede controlar.

Accidentes, enfermedades, desánimo...

Cada una de esas situaciones son inexplicables..., otras no.

Yo me considero una mujer de mucha Fe, pero también sé que tengo la inteligencia suficiente para darme cuenta que por más Fe que yo tenga, las cosas suceden...

Por ejemplo, en esta semana que pasó, debido a unas hemorragias y descompensaciones, terminé en la guardia de un hospital.

Mi cuerpo ha quedado sensible por el accidente y debido a que no le prestaba atención a ciertos detalles, es que el pobre terminó colapsando...

Mi Fe me ayudó a salir adelante después del accidente, pero la cosa no terminó ahí.

Estamos sujetos a un cuerpo mortal, imperfecto, que tiende a recordarnos de mala manera que no lo cuidamos y que tenemos que estar atentos para preservarlo de aquellas cosas que lo pueden afectar...

Tengo que reconocer que esta vez me asusté mal, pero también tuve que reconocer que si no pongo de mi parte, las cosas se complican y termino en una guardia de hospital...

Mi Fe me ayuda a poder entender y hasta aceptar que mis caminos no son Los Caminos del Señor, pero también me ha recordado que la Fe sin obras es muerta.

Tengo que cuidar mi cuerpo, el templo de mi espíritu, hacer caso a las señales y sobre todo saber que, si bien mi Padre Celestial está a mi lado, yo soy responsable de que las cosas funcionen de la mejor manera posible...

Así que este blog está medio desactualizado pero no por falta de Fe, si no por falta de salud. Jeje...

Ahora me resta ser obediente a los médicos, ya que para eso están, para ayudar a cuidar mi cuerpo.

Y si soy obediente, las bendiciones llegaran, y mi salud se repondrá...

camino-1

martes, 20 de enero de 2009

"Pedid y recibiréis...."

jesus

Como la mayoría de las personas nosotros creemos en Dios el Padre, en Jesucristo Su Hijo, y en el Espíritu Santo.

Tres seres separados, distintos entre si.

El Padre Celestial y Jesucristo son seres resucitados con cuerpos celestiales, es decir que una vez fueron como nosotros.

La vida de Jesucristo la encontramos en la Biblia, que es el libro más "popular".

Cuenta la vida de Cristo antes de nacer - el Antiguo Testamento - y después, - El Nuevo Testamento - durante su ministerio terrenal.

El Espíritu Santo es un personaje de espíritu, con forma de hombre, pero que no tiene un cuerpo tangible. Su Misión es la de testificar acerca de Dios y de Jesucristo.

Sabemos que Jesucristo nació de María, que era virgen; que su Padre Celestial fue Dios, y que su padre terrenal fue José, quién cuidó y crió a Cristo junto con Maria, hasta que empezó Su Ministerio.

No adoramos imágenes, santos, ni ninguna otra cosa.

Creemos en un Dios vivo.

Creemos en un Cristo resucitado, que dio Su vida en la cruz para que cada uno de nosotros pudiera resucitar, vencer la muerte física y regresar a la presencia de Nuestro Padre Celestial; siempre y cuando obedezcamos los mandamientos y los principios que nos llevaran hacia Ellos .

El Libro de Mormón es otro testamento de Jesucristo, que junto a La Biblia, testifica de Cristo y su ministerio.

Como miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tenemos principios con los cuales nos regimos a lo largo de nuestra vida, aparte de los 10 Mandamientos.

Al principio del blog, en una de las primeras entradas, - y en el menú debajo del head/cabecera -, encontrarán los "Artículos de Fe".

Estos "Artículos de Fe" son:

Trece puntos básicos de creencia a los cuales se adhieren los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

José Smith los escribió originalmente en una carta dirigida a John Wentworth, editor del periódico Chicago Democrat, en respuesta al deseo que éste expresó de saber lo que creían los miembros de la Iglesia. Ese documento llegó a conocerse como la Carta a Wentworth, y se publicó por primera vez en el periódico de la Iglesia Times and Seasons, en marzo de 1842. El 10 de octubre de 1880, por el voto de los miembros de la Iglesia, los Artículos de Fe se aceptaron formalmente como Escritura y pasaron a formar parte de la Perla de Gran Precio. [Fuente: Los Artículos de Fe.]

Una de las formas de averiguar si lo que uno cree o le enseñan es verdadero, es algo que muchos de nosotros hacemos de distinta manera, y que llamamos rezar u orar.

En La Biblia hay una escritura que puede ayudarnos con respecto a este tema.

En el libro de Santiago, el Apóstol les escribe a los Santos que se encuentras dispersos acerca de la Sabiduría de Dios. En el capítulo 1, versículos 5 y 6 dice:

1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 
1:6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.

Soy de la idea de que tengo que saber o al menos buscar alguna pista o alguna cosa que me ayude a creer, a saber, si lo que creo y lo que estoy haciendo es verdadero.

La oración es la forma perfecta de buscar sabiduría y recibir respuestas.

No esperen que se les aparezca un ángel o alguna cosa "extraña" - salvo que Nuestro Padre Celestial lo considere necesario, Sus caminos no son nuestros caminos.... - , pero lo que sí les puedo asegurar es que cuando uno busca con fe saber algo acerca de Dios y Jesucristo, pero sinceramente, una de las formas es orar. Y las respuestas vienen, de una u otra forma llegan, se los aseguro.....

Y no solo para saber algo, si no que orar sirve en todo momento.

Puedo decir que en mis peores momentos - después del accidente, en este caso -, cuando solo me salían las lágrimas de impotencia y de dolor porque no entendía lo que me estaba pasando, preguntaba al Padre Celestial qué es lo que tenía que esperar o como hacer para sobrevivir a toda esa angustia....

Y les puedo asegurar que en esos momentos aciagos, la tranquilidad y la certeza de que había esperanza, de que tenía que segur adelante a pesar de todo, la sentí en mi mente y en mi corazón de tal manera que, si bien seguía angustiada y dolorida, YO SABÍA QUE TODO IBA A SALIR BIEN.

Son cosas que UNO TIENE QUE EXPERIMENTAR.

La Fe es algo que tenemos que buscar y aceptar.

Yo pude saber que Dios y Jesucristo viven, que mis creencias y los principios que rigen mi vida son verdaderos, porque un día tuve que humillarme, orar, y preguntar si todo esto era verdadero.

Y puedo decir con total certeza, que estas cosas son verdaderas, que Cristo vive, que Nuestro Padre Celestial nos ama, que esta jornada terrenal es la preparación para poder regresar a Su Presencia; que solo depende de mí, de mi obediencia y de hacer todo lo que esté a mi alcance para que mi hijo y yo podamos regresar a la presencia de Nuestro Padre Celestial.

Porque todo es Una Cuestión de Fe.

 

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